lunes, 5 de abril de 2010

Un tiempo más ..

Otra vez... ganas de escribir hasta ahogarme...

Siento deseos de plasmar en este espacio lo que se escurre en mi pecho y calla en mis ojos... mientras miro fijo a la gente. Quisiera dejarlo acá, cerrar la página y que se termine todo. ¿Cuándo va a terminar lo que nunca empezó más que en mi tonto corazón? Lo que no puedo ver como para tomar entre mis manos y asfixiarlo... con una bufanda... con una bufanda blanca... como aquella que tuve contra mi pecho esa fría noche de mayo en otoño, cuando la felicidad se escribía con líneas tan puras y perfectas en mi historia, cuando reposaba mi cabeza contra la almohada y dejaba descansar los primeros pálpitos de la verdad más real.

Una y otra vez busqué la forma... y fue como intentar moldear la figura del viento... ese viento que soplaba en las veredas cuando era capáz de hacer de saltos momentos de alegría... insuperable, irreparable, irremplazable, imposible de entender para mi cajita roja de torbellinos, imposible de complementar.

Las líneas se escriben a pura tinta negra, de triste, de vacío, de incompleto, de sucio y destruído... como la vuelta que dió mi vida en la esquina de las desiciones desesperadas. Recurrir a un consuelo es solo encontrar las lágrimas que se convirtieron en sal para transformar en basura el alimento que me hacía crecer...

No es piel, ni cuerpo, ni mente... juro que no es locura, no es trauma, no es fijación, no es el motivo escrito por los psicólogos en un intento de explicar lo que no tiene más fundamento que mis propios sentimientos. Es como querer aplicarle al alma una vacuna. ¿Acaso podrían verla y sacarla de mi cuerpo? No escuché estupidez más estúpida hasta ahora.

No es un problema que pueda solucionar con más horas de trabajo o terapias de auto-ayuda, ya lo intenté... ya intenté todo. ¿Cuándo alguien más va a entender? Creo que no hace luego falta.
Es que tuve en mis brazos lo más infinito y perfecto que pude haber conseguido sin haber pedido... y se me salió de control... apareció una sombra que lo oscureció todo y desde entonces quedé ciega, tan ciega que mi motivo más grande cayó encima mío sin que pueda sostenerlo, para dejarme llena de sustos y con ganas de recuperar lo que perdí... aún sin poder ver nada... grité tanto que quedé muda, mi lengua también permanece callada... como en aquel instante de "sentir", cuando habían lágrimas que contener por el susto de una noche que pudo haber sido trágica; Increíblemente pleno, entre cuatro mudas paredes de testigos. Este es mi idioma desde entonces... desde que la torre quebró contra su constructora... y todo lo cierto se convirtió en asquerosa mentira. No hay forma de tomar los ladrillos y juntarlos, uno por uno, para levantar una pared que contenga el mar de momentos dibujados y desbordados... que se pintan nuevamente en cada sitio al que escaparon, para intentar volver a llenarse de color... en una lucha contra el borrador del tiempo.

Sé que lo que escribo tiene sabor a amargura, pero mi vida gracias al dolor se moldeó de fortaleza... es tanta pena haber tenido que dejarlo correr por mis venas y carcomer mi mente para poder dar el paso hacia un mundo más seguro, más fuerte, y por sobre todo... más real, pero si el destino existe, esta es la manera que estaba escrita para mí. Aprendí lo suficiente como para saber que fuera de esto, la vida me regala la oportunidad de ser feliz, a mi modo.
Aveces quisiera mandar hacia atrás un poquito de la capacidad de disfrutar momentos que tengo ahora, mandar unas cuantas formas de mirar fijo a los ojos y hablar con miradas, un poquito de capacidad de hablar de frente y dar motivo a mis convicciones... pero si no fuera por los tragos amargos, quizás estos pasos no los hubiera dado. Aprendí a palos.

Sé que al leer mis líneas, se puede percibir dolor, pero este es el espacio donde aveces dejo salir la penita nomás, como cuando se extrae el veneno a un animal... este es mi frasco de dosis peligrosas... lo demás, mi mundo pleno, está plasmado en mi día a día.
Ahora a volver a la realidad: :)

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