miércoles, 29 de julio de 2009

Cerrando círculos


Cerrando Círculos...

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida
. Si insistimos en permanecer en ella, más allá del tiempo necesario, perdemos la alegría y el sentido del resto.
Cerrando círculos o cerrando puertas o cerrando capítulos... Como querramos llamarlo, lo importante es poder cerrarlos, dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

¿Terminó un trabajo? ¿Se acabó la relación? ¿Nos mudamos de casa? ¿Debemos ir de viaje? ¿La amistad se acabó?
Podés pasarte mucho tiempo del presente “revolcándote” en los porqués, en rebobinar el casette y tratar de entender por qué sucedió. El desgaste va a ser infinito.....

porque en la vida, vos, yo, tus amigos, tus hijos, tus hermanas, todos y todas estamos abocados a ir cerrando capítulos, a pasar la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida

y seguir adelante. No podemos estar en el presente añorando el pasado.
Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltar, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.
No. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, papeles por romper, documentos por tirar, libros por vender o regalar.


Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente. El pasado ya pasó.

No esperes que te devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién sos. Soltá el resentimiento
.

El prender “tu televisor personal” para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte mentalmente, envenenarte, amargarte.

La vida está para adelante, nunca para atrás.
Porque si andamos por la vida dejando “puertas abiertas” por si acaso, nunca podremos desprendernos ni vivir lo de hoy con satisfacción. Noviazgos o amistades que no clausuran, posibilidades de “regresar” (¿a qué?), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que lo invadieron todo ¡Podés enfrentarlos ya y ahora!, si no, dejalo ir, cerrá capítulos. Decite que no, que no vuelve. Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque vos ya no encajás allí, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa
casa, en ese escritorio, en ese oficio. Ya no sos la misma que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a que volver. Cerrá la puerta, pasá la hoja, cierrá el círculo. Ni vos vas a ser la misma, ni el entorno al que regresás será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático...
Es salud mental, amor por vos misma, desprender lo que ya no está en tu vida. Recordá que nada ni nadie es indispensable.

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